Hablar con sinceridad es esencial para construir una relación de confianza y avanzar hacia una empresa virtuosa. Si sé que mi jefe o mi colega me hablan con sinceridad, mi confianza en ellos aumentará y también me sentiré inclinado a hablarles con sinceridad. Se trata de un círculo virtuoso que genera cada vez más confianza.

Pero lo contrario también es cierto: la ausencia de veracidad se percibe muy rápidamente y destruye de inmediato la confianza. Rápidamente se establecerá y florecerá un círculo vicioso entre rumores más o menos malintencionados, palabras no dichas e indicadores «sandía» (verde por fuera, rojo por dentro).

Las dos dimensiones del discurso veraz

  • Una es destacar los elementos que funcionan bien y facilitan el trabajo de todos
  • La otra es sacar a la luz todos los pequeños errores (hechos) que entorpecen (a veces envenenan) la vida cotidiana. «No me han informado del nuevo proyecto», «He comunicado la misma avería quince veces; en vano»,

Si queremos que la veracidad se convierta en una cultura de equipo, debemos utilizar estas dos dimensiones y no sólo la primera.

Un ejercicio difícil

¿Por qué es difícil? Porque puede implicar a personas, ser malinterpretado, provocar agresiones… La única manera es exponer hechos, actos concretos, que limiten así la responsabilidad a elementos concretos. Deben evitarse las opiniones y juicios: sólo expresan una opinión subjetiva que probablemente será rechazada de lleno por la persona a la que se dirigen.

A la hora de expresar un desacuerdo, una contradicción o una información delicada, he aquí un pequeño consejo práctico: la regla de las «3N».

❌Nunca hagas juicios de valor. Abstente de hacer una crítica hiriente o moralizante: «Eres deshonesto» «No eres organizado», etc. ¿Qué derecho tenemos a juzgar a la otra persona? El juicio de valor bloquea la relación, engendra el retraimiento, desencadena una huida mimética del conflicto y luego la violencia.

❌ Nunca reacciones en caliente. Nunca reaccionar en el momento, para no soltar palabras de las que uno pueda arrepentirse más tarde. Lo mejor es dejar pasar la noche, que como sabemos es buena consejera, o al menos darle 7 vueltas a la lengua antes de hablar. ¡Pruébalo, ya verás  !

❌ Nunca por correo electrónico. Los temas delicados requieren el cara a cara, que es lo único que te permite adaptarte al interlocutor, asegurarte de que el diálogo se ha entablado, con las instrucciones adecuadas.

Pero, sobre todo, decir la verdad exige escuchar a la otra persona. Si tenemos dos orejas y una sola boca, es para escuchar el doble de lo que hablamos… ¡Un gran reto! Este será el tema de nuestra próxima reflexión.

CEE-Magement.

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